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Por VLADIMIR ROTHSCHUH

Luis Villoro tuvo un último deseo, heredarle a su hijo Juan, su “escaño” en el Colegio Nacional. No hay cargos nobiliarios en esa institución, sino méritos propios acompañada con la senaduría que respalda una obra y un estilo. Luis Villoro convenció a las autoridades del Colegio Nacional, antes de morirse quería ver a su hijo ahí. Y se rindieron ante su demanda “pre mortem”, calzaron a Juan en el organismo, unos días antes que su papá falleciera. Los adversarios de la CNTE, suelen reprocharle que sus puestos los hereden a sus hijos y nietos, como si se tratara de  bienes consanguíneos siendo puestos del servicio público. La reforma peñista en la educación acabó con la propiedad de la cátedra en las aulas de la SEP, ni se heredan las plazas, ni se ganan de automático como normalista, ahora se concursan. Los Villoro, en cambio, hicieron lo inimaginable: que en la recta final de Luis, Juan heredara su curul en el Colegio Nacional. El mecanismo no fue así, le abrieron lugar a Juan con la esperanza de que ahora sí, Luis cumpliera sus sentencias de décadas perdidas. Como filósofo pudo escribir un tratado de varios tomos sobre la enfermedad cual  ariete metafísico y materialista. Desde que lo conocí en los años ochenta estaba enfermo y prosiguió con sus males. Era curioso cómo el decaimiento era un poderoso ariete que abría puertas maestras, no había que llevarle la contraria porque cada sentencia o petición suya era un último deseo, pasó décadas adelantando crónicas de su muerte y consiguiendo lo que deseaba. Era obvio que no podía Villoro,  publicar un tratado y menos un opúsculo  de sus experiencias personales entre filosofía y enfermedad. Ojalá sus obras póstumas recojan los ensayos privados que podrían revolucionar lo que más apreciaba: la filosofía como arte de la vida.

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Por Gerardo Sandoval Ortiz

En Puerto Vallarta muy pocos saben de la profesora María Estela Guerra Aguilar. Si acaso es medianamente conocida por algunos padres de familia, y los alumnos de a Escuela Secundaria Técnica número 81. Es la directora del plantel.

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Por Gerardo Sandoval Ortiz

Desde que hace meses desplegaron un intenso activismo en la zona rural, Gustavo González Villaseñor, Andrés González Palomera y Rafael González Villaseñor, refrendaron el compromiso asumido de colocar en las nóminas del gobierno a los principales líderes priistas de Las Palmas. Hoy, los priistas de aquella demarcación están molestos y se reorganizan para reclamar a los dos diputados y al representante del gobernador el incumplimiento de sus promesas pues salvo una o dos excepciones, han sido excluidos de las chambas en el gobierno federal y estatal.

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Por Gerardo Sandoval Ortiz

El banquete sabatino, cerveza y música gratis ofrecido por Andrés González Palomera con motivo de su cumpleaños pudo haber dejado satisfecho a muchos pero también encendió focos rojos en priistas convencidos de haber felicitado al candidato “natural” de su partido. Ya no se cuentan con los dedos de la mano las opiniones de priistas que nos dijeron estar preocupados por la respuesta a la fiesta. Fueron menos de los esperados y no estuvieron las figuras de renombre del PRI.

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LOS HOMBRES DEL PODER

CON TODOS SUS DEFECTOS Y VIRTUDES, PIENSO QUE DEBE SER EL GOBIERNO DE MÉXICO Y SU SISTEMA DE JUSTICIA EL QUE DEBE JUZGAR A JOAQUÍN GUZMÁN LOERA. ES HORA QUE MADUREMOS COMO PAÍS Y ASUMAMOS LOS RIESGOS QUE ELLO IMPLICA. EL PRESIDENTE ENRIQUE PEÑA NIETO TIENE LA DECISIÓN EN SUS MANOS.

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Por Gerardo Sandoval Ortiz

Cierto día, no hace tantos años, visitaron al autor en la vieja casa del rancho, dos amigos de los años 70. Dijeron venir de Puerto Vallarta, el destino trunco de un largo viaje de placer iniciado en la frontera y planeado terminar en Cancún.

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Por Gerardo Sandoval Ortiz

El sábado fue el agasajo que Javier Bravo Carbajal preparó para sus amigos en el salón Cesar, allá camino a Rancho El Pirulí. El domingo se acumuló la chamba a nuestros amigos priistas; el partido los llamó para el inicio de una nueva etapa de sus jornadas sociales y debían apresurarse a reunirse en el feudo de Armando Villaseñor. Ahí varios padrinos tenían caballos pura sangre para la elite del PRI. Fue la cabalgata organizada por el dueño de Tequila Don Roberto, cuyo amigo Rafael Rodríguez Herrera, el famoso “Orejón” lo ha convencido de meterle dinero en patrocinios al PRI y él costeó gastos y bebidas a la cansada cabalgata que concluyó en el rancho del restaurantero, allá rumbo a Las Palmas.

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La “captura” de Joaquín El Chapo Guzmán Loera genera más dudas que certeza sobre la verdad mostrada por el gobierno de Enrique Peña Nieto.

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Por Jorge Olmos Contreras

El alcalde Ramón Guerrero Martínez no está cambiando la historia de Puerto Vallarta, pero sí la está repitiendo, ya que al igual que sus antecesores en el cargo, se está dando vuelo haciendo negocios por debajo de la mesa, al permitir que empresarios que se dicen promotores del destino y generadores de empleos, violen los reglamentos municipales y pisoteen las leyes en materia de construcción y desarrollo urbano.

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